9 jun 2008

Umbrella.

Las luces volvieron a caer sobre mí, esta vez ya no de sorpresa. Entramos todos en fila, silenciosos, en procesión hacia este templo donde los himnos suenan muy a lo lejos; la atmósfera estaba fría, pero eso luego cambió. Guardé mis recuerdos en mi bolsillo derecho.

Todos recordamos y nos mezclamos, caminé dubitativo entre la gente que desde luego quisieron hacerme sentir muy suficiente. Mi chaqueta acalorada cubrió mis recuerdos y quise bailar, solitario, a ratos feliz, con estas personas que se animaron en cuidarme.

Guardé mis inseguridades en mi bolsillo izquierdo. Los fantasmas comienzan a aparecer, me saludan desde la capucha del polerón de cada chico que se cruza en mi camino; trato de relajarme y bebo un poco… un poco más que antes… luego voy al baño, pienso, y me miro al espejo, y mi bolsillo izquierdo comienza a palpitar cada vez más fuerte, como queriendo explotar. Mi maestro de ceremonias me sorprende: trata de hacerme sonreír con cada comentario, y lo logra, y yo sonrío agradecido.

Acá todos quieren ser primeros, y no me importa… yo bailo lo que quiero; mis bolsillos se calman y los fantasmas dejan de saludarme, tratan de sonreírme y me invitan a seguir. Sigo bailando; nuevas, actuales y antiguas amistades aparecen y comienzo a pensar en mi lugar en este universo. Rompí homeostasis. Nadie se da cuenta, nadie lo nota, y sólo yo se que en un preciso momento el lugar es mío, y disfruto, con una sola canción, que sin querer queriendo se transforma en plástico significativo. Nadie se da cuenta por qué canto tan alto, y nadie, absolutamente nadie sabe que en mi cabeza hay rostros que me recuerdan sensaciones que siempre quiero tener… momentos.

Todos aparecen, y las luces caen en el momento justo en que mis bolsillos están tranquilos, y siento el poder, e incluso el cuidado superficial y básico de todos los discípulos ya borrachos de este templo brillante.
Yo también genero fantasmas –ten por seguro que lo sé- y sé que esta canción eventualmente dejaré de sonar, y una vez más me importará… todo… y no querré dormir… nunca más.

4 comentarios:

Pancho dijo...

Me gusto harto tu escrito, lo encontre notable y de corazon asi...

Brigio.

Saludos, abrazos y apoyo mi pequeño viti. Nos estamos viendo

Pancho ;) (Con todo el sabor del caribe)

Francisco dijo...

Me encanta eso de dejar las cosas en los bolsillos.

saludos gil

Miguel dijo...

Cómo va la marcha porel valle de lágrimas?

Ésta es la vida y no sé si hay otra, así que a vivirla a concho.

Un abrazo grande

Louis dijo...

me acabo de dar cuenta que yo tb escribí algo sobre los fantasmas... debe ser que inconscientemente me inspiraste a hacerlo

este fin de semana hablamos
un abrazo